lunes, 1 de agosto de 2016

"Yo nunca discuto"

¿En serio? Me da pena aquél que se define como una persona que "nunca discute". Somos seres humanos, iguales y diferentes; diferentes e iguales, por lo que todos y cada uno de nosotros tenemos nuestras propias ideas. Podemos ser más afines a otras personas o no; según nuestras ideas, pero eso no implica ser mejores o peores, solo únicos.
Con esta "introducción", voy a ir al grano. La persona que dice que no discute nunca, entiendo que no ha desarrollado su capacidad de razonar. Se ha quedado en un punto volátil que solo consiste en seguir lo establecido. ¿Y eso que implica? (¿A caso es malo?) me podríais cuestionar (...) perdón no, ni tan siquiera aquél que se define como he titulado la entrada, se atrevería a discutir sobre el tema.
El caso es que somos cabezas pensantes, o al menos para algo más tenemos la cabeza que para dejarse sujetar por el cuerpo, y eso implica generar y formar ideas personales. La discusión es una buena forma de adquirir nuevas ideas, intercambiarlas y llegar a construir otras nuevas. No se trata de querer tener siempre la razón, o la verdad absoluta, (algún día hablaremos sobre el relativismo) pero si buscar un punto medio que satisfaga a ambas partes. Si decimos "amén" a todo, solo seremos uno más de la multitud, convirtiéndonos en esclavos de la misma... Y sí, habremos contribuido a la alieneidad de este mundo. De nosotros y de cada uno depende el cambio, seguimos con lo ya establecido o aportamos nuevas ideas.
Tampoco se trata de ir siempre a contracorriente, pero si de tener un criterio propio y exponerlo a los demás. 
Escuchar, respetar, estar abierto a nuevos puntos de vista, razonar y por último, pero no lo menos importante, hablar y dar también nuestra opinión. Y repito a veces será la misma, y en otros casos habrá que discutirla, pero si es el último caso por favor discuta...
Mejor discutir que callar y otorgar. 



         

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