lunes, 12 de diciembre de 2016

Ley de vida

Habrán escuchado alguna vez lo siguiente: “Bueno ya era mayor y es ley de vida”. Se usa bastante para hacer referencia a la pérdida de un ser humano y quitarle hierro al asunto, importancia o incluso querer justificar su muerte. Pero ¡¿qué nos pasa?! Es una expresión que para mí, o desde mi punto de vista, carece de sentido.

¿Quién escribe esta ley? algún juez de éstos corruptos que siguen por aquí vivos, algún aliado de la muerte, ¿quién? ¿En qué año se proclamó y fue aceptada por nuestra sociedad? Si es una ley ¿se puede saltar? Vamos a ver, sé que todos tenemos nuestro tiempo de vida LIMITADO, (para algunos largos y otros demasiado cortos) pero eso no quita que una persona “mayor” se le pueda justificar así de simple la muerte, como si ya tocase, como si el mundo solo tuviera espacio para los jóvenes, y los “mayores”; los más sabios, los que tienen más experiencias hay que sacarlos de aquí no vaya a ser que revelasen algún secreto y consejo sabio de los suyos y adiós con nuestra mediocridad actual.
Todo ser humano tiene el mismo valor para la humanidad, pero la sociedad tiende, y desde ya hace tiempo, a poner desigualdades dentro de una realidad que es la vida misma. Esta expresión a la que hoy dedico la entrada de éste post es un hilo que me permite hacer hincapié a la banalidad de la muerte o a las barreras que nosotros queremos construir para protegernos de ella misma. Siento despertaros, pero todos tendremos el mismo final, quizá algo más digno o menos digno, algo más llevadero o menos, pero pondremos un punto final a nuestra existencia terrenal. Si cuando somos críos nos preguntamos por la muerte, los adultos para salir del paso usan sistemáticamente la expresión esta engañosa en medio de una oración ingeniosa de protección: “No te preocupes hij@, la muerte solo va a los mayores porque es ley de vida.” Y así nos mantenemos alejados de ella, sin plantearnos cosas existenciales. Cuando crecemos y no queremos ver nada de eso, decimos que las desgracias quedan demasiado lejos y luego pasamos a justificar la muerte por las nacionalidades y así sucesivamente… y volveríamos a entrar en un tema de las gafas, de las miradas vacías y fronteras.

En suma, todos valemos igual, la vida no tiene precio y la muerte es una realidad que por mucho que nos pese es justamente la menos racista, la que menos entiende de nacionalidades, dinero, sexo porque al fin y al cabo ella nos trata a todos como iguales en su frente… no tiene discriminación; ni tan siquiera el rico se escapa de ella. Creo que deberíamos aprender más de la muerte, dejarla de tratar como un tabú, porque… no se puede entender nada de la vida hasta que uno no entiende la muerte.   


Y os dejo con una canción de Dani Martín: “Que bonita la vida


    

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