Habrán escuchado alguna
vez lo siguiente: “Bueno ya era mayor y es ley de vida”. Se usa bastante para
hacer referencia a la pérdida de un ser humano y quitarle hierro al asunto,
importancia o incluso querer justificar su muerte. Pero ¡¿qué nos pasa?! Es una
expresión que para mí, o desde mi punto de vista, carece de sentido.
¿Quién escribe esta ley? algún
juez de éstos corruptos que siguen por aquí vivos, algún aliado de la muerte, ¿quién?
¿En qué año se proclamó y fue aceptada por nuestra sociedad? Si es una ley ¿se
puede saltar? Vamos a ver, sé que todos tenemos nuestro tiempo de vida LIMITADO,
(para algunos largos y otros demasiado cortos) pero eso no quita que una
persona “mayor” se le pueda justificar así de simple la muerte, como si ya
tocase, como si el mundo solo tuviera espacio para los jóvenes, y los “mayores”;
los más sabios, los que tienen más experiencias hay que sacarlos de aquí no
vaya a ser que revelasen algún secreto y consejo sabio de los suyos y adiós con
nuestra mediocridad actual.
Todo ser humano tiene el
mismo valor para la humanidad, pero la sociedad tiende, y desde ya hace tiempo,
a poner desigualdades dentro de una realidad que es la vida misma. Esta
expresión a la que hoy dedico la entrada de éste post es un hilo que me permite
hacer hincapié a la banalidad de la muerte o a las barreras que nosotros
queremos construir para protegernos de ella misma. Siento despertaros, pero
todos tendremos el mismo final, quizá algo más digno o menos digno, algo más
llevadero o menos, pero pondremos un punto final a nuestra existencia terrenal.
Si cuando somos críos nos preguntamos por la muerte, los adultos para salir del
paso usan sistemáticamente la expresión esta engañosa en medio de una oración
ingeniosa de protección: “No te preocupes hij@, la muerte solo va a los mayores
porque es ley de vida.” Y así nos mantenemos alejados de ella, sin plantearnos
cosas existenciales. Cuando crecemos y no queremos ver nada de eso, decimos que
las desgracias quedan demasiado lejos y luego pasamos a justificar la muerte
por las nacionalidades y así sucesivamente… y volveríamos a entrar en un tema
de las gafas, de las miradas vacías y fronteras.
En suma, todos valemos
igual, la vida no tiene precio y la muerte es una realidad que por mucho que
nos pese es justamente la menos racista, la que menos entiende de nacionalidades,
dinero, sexo porque al fin y al cabo ella nos trata a todos como iguales en su
frente… no tiene discriminación; ni tan siquiera el rico se escapa de ella. Creo
que deberíamos aprender más de la muerte, dejarla de tratar como un tabú,
porque… no se puede entender nada de la vida hasta que uno no entiende la
muerte.
Y os dejo con una canción
de Dani Martín: “Que bonita la vida”
No hay comentarios:
Publicar un comentario