Bien cierto es que todos
formamos parte de un colectivo llamado sociedad. Reconozco que sí necesitamos
formar parte del mismo puesto que somos animales sociales y esas cosas, pero
por otro lado, no me gustan las convicciones sociales. Para ello entiendo un
conjunto de normas e incluso leyes no escritas que a medida que vamos creciendo
se nos van inculcando, sí una especie de órdenes / comportamientos que se nos
van introduciendo día a día, mediante mensajes subliminales al alcance de
cualquiera.
Desde que nacemos se nos
dice que los juguetes hay de dos tipos: para niños y para niñas. Los colores
son el azul si es niño y el rosa si es niña. Los niños no lloran, las niñas
pueden. Dividimos el ser humano en dos, en un principio y luego vamos marcando
más las diferencias. Bien y mal lo entendemos entorno a esto, si eres niña pero
te gusta el deporte mal, si eres niño y te gusta bailar mal. Nos van marcando
el camino, las tendencias a seguir y si nos salimos de las mismas, mal. De las
convicciones sociales pasamos a lo protocolariamente correcto. Seguimos en las
mismas pero el término ya lo usamos más en la adultez. No podemos ser libres,
si seguimos las pautas de lo “políticamente correcto”. Las convicciones
sociales son más bien los barrotes de la cárcel de sociedad. Son unas barreras
que nos definen hasta qué punto podemos llegar, hasta qué podemos decir, hasta
dónde podemos opinar y hasta dónde ponemos meter nuestras narices. Se encuentran
en nuestro subconsciente y configura nuestro ser, a veces no somos consientes
hasta qué punto su alineación modifica nuestros hábitos y comportamientos.
Decimos que l@s más
pequeños son los más impertinentes, pero yo los considero los más naturales,
libres y sinceros. Las pautas sociales a las que me refiero oprimen nuestro ser
a medida que se va haciendo mayor, de forma que la infancia es la época en que
tenemos menos influencia de la misma y por lo tanto actuamos más libremente.
Así que os planteo la
siguiente reflexión: ¿Hasta qué punto modificamos, al día a día, nuestras
acciones para quedar bien en nuestra sociedad?
Dejad de seguir al guión que marca la sociedad y empezad a crear vuestro, único e intransferible.
Y a la par os dejo con la
canción de La Otra: “Muerte al guión”
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