lunes, 19 de diciembre de 2016

Convenciones sociales

Bien cierto es que todos formamos parte de un colectivo llamado sociedad. Reconozco que sí necesitamos formar parte del mismo puesto que somos animales sociales y esas cosas, pero por otro lado, no me gustan las convicciones sociales. Para ello entiendo un conjunto de normas e incluso leyes no escritas que a medida que vamos creciendo se nos van inculcando, sí una especie de órdenes / comportamientos que se nos van introduciendo día a día, mediante mensajes subliminales al alcance de cualquiera.
Desde que nacemos se nos dice que los juguetes hay de dos tipos: para niños y para niñas. Los colores son el azul si es niño y el rosa si es niña. Los niños no lloran, las niñas pueden. Dividimos el ser humano en dos, en un principio y luego vamos marcando más las diferencias. Bien y mal lo entendemos entorno a esto, si eres niña pero te gusta el deporte mal, si eres niño y te gusta bailar mal. Nos van marcando el camino, las tendencias a seguir y si nos salimos de las mismas, mal. De las convicciones sociales pasamos a lo protocolariamente correcto. Seguimos en las mismas pero el término ya lo usamos más en la adultez. No podemos ser libres, si seguimos las pautas de lo “políticamente correcto”. Las convicciones sociales son más bien los barrotes de la cárcel de sociedad. Son unas barreras que nos definen hasta qué punto podemos llegar, hasta qué podemos decir, hasta dónde podemos opinar y hasta dónde ponemos meter nuestras narices. Se encuentran en nuestro subconsciente y configura nuestro ser, a veces no somos consientes hasta qué punto su alineación modifica nuestros hábitos y comportamientos.
Decimos que l@s más pequeños son los más impertinentes, pero yo los considero los más naturales, libres y sinceros. Las pautas sociales a las que me refiero oprimen nuestro ser a medida que se va haciendo mayor, de forma que la infancia es la época en que tenemos menos influencia de la misma y por lo tanto actuamos más libremente.
Así que os planteo la siguiente reflexión: ¿Hasta qué punto modificamos, al día a día, nuestras acciones para quedar bien en nuestra sociedad?
Dejad de seguir al guión que marca la sociedad y empezad a crear vuestro, único e intransferible.
Y a la par os dejo con la canción de La Otra: “Muerte al guión”        




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